5 de julio de 2011

7 LECCIONES TRAS LA ELECCIÓN DEL 3 DE JULIO EN EL EDOMEX

Por Jaime Duarte Mtz.

Lunes 4 de julio de 2011.

Los comicios de ayer en el Estado de México para elegir gobernador en la entidad arrojan distintas e interesantes lecturas para los diversos actores involucrados en el proceso electoral. Aprender de los errores y aciertos propios y ajenos cometidos en campaña por los candidatos y los partidos políticos que los postularon, siempre será un ejercicio sano en toda organización humana que desee mejorar y, claro está, de una democracia como la nuestra que todavía está en camino de maduración.

1. Peña Nieto fortalece su poder; la fórmula “Eruviel Ávila”, acertada.
El Revolucionario Institucional logró superar el escenario de fractura que se presentó durante el proceso de selección interna de su candidato luego de que el gobernador designara al alcade de Ecatepec, Eruviel Ávila Villegas, en vez del munícipe de Huixquilucan, Alfredo Del Mazo. (Ávila había amagado con romper con su partido de no ser “el elegido” y la oposición coqueteó con él). Enrique Peña Nieto optó por una carta distinta a la que el priísmo mexiquense y los analistas esperaban en la persona de Del Mazo (heredero, con Peña, del grupo Atlacomulco). Y no obstante el descontento que esto generó también –especialmente entre algunos ex gobernadores que se sintieron traicionados—, la “línea”oficial de la mano de las negociaciones se impuso.
Eruviel se mostró con una imagen joven y cálida, cercana a la gente –a diferencia de sus rivales— lo que sin duda también abonó en su éxito. Su actitud propositiva y no confrontativa con la oposición, le ayudó igualmente en su propósito. Aunque su lema de campaña “Piensa en grande” fue criticado por “plumas” y círculos académicos e intelectuales, gustó mucho en segmentos de la población de niveles socioeconómicos bajos. Y su rotundo éxito también se palpó en la enorme cantidad de apoyos que recibió en Twitter, Facebook y YouTube.
Con un triunfo histórico, apabullante, del 62.2% de los votos a favor de la coalición “Unidos por ti” (PRI-PVEM-PANAL) y un margen de más de 40 puntos de diferencia frente a su más cercano competidor, Peña Nieto no solo despeja incógnitas en el priísmo respecto a su acertada decisión, sino que le demuestra a la oposición que el dominio del PRI en el Estado de México podría durar más de 100 años y que la “silla presidencial” en 2012 está más cerca que nunca. [Véase: http://elecciones-2011.org.mx/rptDistrital.html].
La enorme popularidad de Peña Nieto, más sus acciones de gobierno, más el respaldo de los diferentes sectores sociales (entre estos el sindidato de Elba Esther Gordillo), más la propia estructura del gobierno estatal abonaron igualmente al triunfo de “Unidos por ti”.


2. La vieja “maquinaria” electoral del PRI, la “prituradora”, demostró estar más que aceitada y lista para el 2012.
La movilización de su estructura terrestre, la distribución de su propaganda política, la difusión del mensaje en los medios de comunicación audiovisuales y la penetración de la imagen y propuesta del candidato en las redes sociales funcionó a la perfección. Se trató de una estrategia electoral exitosa, sumamente agresiva. El ex alcalde de Ecatepec fue conocido en los 125 municipios del estado, lo que no lograron los abanderados de la oposición ni en sus propios feudos. (Por ejemplo, la gente de Naucalapan no sabía quién era Luis Felipe Bravo Mena, del PAN).
El excesivo gasto económico destinado a las campañas de los partidos –visiblemente más recursos invertidos en el PRI— deberá revisarse por las autoridades electorales competentes no únicamente por motivos de justicia o equidad conforme a la ley, sino por cuestiones de sentido común y de ética política.
La oposición tendrá ahora la ardua labor de presentar a las autoridades del Tribunal Electoral la “compra de votos”, la entrega de desepensas, el rebase del tope de los gastos de campaña del PRI, el apoyo de la policía estatal (ASE) y demás irregularidades que –afirman— favorecieron la victoria de Eruviel Ávila. Se ve muy difícil comprobarlo.
Luis Videgaray, el presidente del PRI del Edomex, demostró ser un importante estratega y operador; seguramente será bien recompensado en el gabinete del gobierno local de Eruviel o de Peña Nieto (de ganar la Presidencia de la República).


3. El escándalo político, la inseguridad pública y las fuerzas de la naturaleza, no determinaron el resultado de la elección.
Los conocidísimos casos de la reununcia del procurador Alberto Baz Baz (por sus errores en la investigación de la niña Paulette), los feminicidios e incremento de los secuestros y robos en la entidad como acusó la oposición, y la aprehensión de Jorge Hank Rohn, sumados al escándalo del extraño enriquecimiento de Vicente Chaires (coordinador administrativo del CEN del PRI y amigo de Humberto Moreira) y hasta las inundaciones en Ecatepec en vísperas de la elección, la mayoría de estos sucesos escenificados en el marco de la contienda electoral, no constituyeron finalmente un “voto de castigo para el PRI” como algunos medios y líderes de opinión advirtieron en su momento.
Desconocimiento o pecata minuta, habrá que esperar que el Insituto Electoral del Estado de México (IEEM) publique las cifras finales para saber si las “lluvias atípicas” en Ecatepec, por ejemplo, como en algunos otros municipios de nuestra entidad, afectaron o no la votación histórica del PRI en los bastiones que hoy gobierna; esto, porque la prensa advirtió tras las inundaciones en el oriente de la entidad que “más de 60 mil votos estaban en peligro” (al referirse tanto al malestar ciudadano como a la quema de propaganda de Eruviel Ávila).


4. El abstencionismo sigue siendo un importante rival a vencer.
De los 10’555,606 electores en la entidad, conforme al listado nominal, participaron 4’584,299 mexiquenses, es decir, el 43.43%; el resto, un 56. 57% decidió no salir a votar y 386,335 personas anularon su voto (un 3.66%). ¿Por qué?
Desde hace ya varios años diversas investigaciones demoscópicas muestran cómo los partidos políticos ocupan los últimos lugares en credibilidad en México. Por ejemplo, desde el año 2004 en el que la empresa Motofsky mide cuál es el nivel de “Confianza en las instituciones”, es posible observar que los sindicatos, los diputados, los senadores y los propios partidos son rechazados mayoritariamente por los ciudadanos –a diferencia de las universidades, la Iglesia y el Ejército que gozan de gran credibilidad entre los mexicanos.
Pasará mucho tiempo para que las fuerzas políticas en el estado –y en el resto del país— dejen atrás su pésima imagen pública. Mientras la corrupción, el enriquecimiento ilícito e inexplicable de los funcionarios, el dispendio, los altos sueldos en el sector público y los escándalos políticos continúen, la percepción ciudadana no cambiará.
El desprestigio de “la política” y “lo político” exige que sus protagonistas se reinventen y cambien radicalmente su actuación. La posibilidad de elegir ahora a candidatos ciudadanos (apartidistas) como una alternativa lícita de superar la “partidocracia”, se ve aún lejana, más aún, “imposible” mientras el PRI tenga la mayoría en el Congreso y se niegue a apoyar la reforma política, pospuesta por su bancada en mayo (a indicación de Peña Nieto, como acusó el PAN).


5. La frustrada alianza no hubiera garantizado la victoria electoral de la oposición.
Aunque no se concretó la alianza PAN-PRD en la entidad –tras haber demostrado su eficacia en otras entidades del país al haber derrotado al PRI— los resultados preliminares del IEEM –con el 99% de las casillas— nos indican que, en caso de haberse sumado los votos obtenidos por ambas fuerzas políticas más los del PT y Convergencia, a la oposición no le hubiese alcanzado para superar al PRI-PVEM-PANAL; Eruviel lleva 2’856,414 votos, frente a 1’532,287 sufragios de Alejandro Encinas y Luis Felipe Bravo Mena, una diferencia de más de 1’324,127 votos.
Asimismo, el proceso de discusión entre las dirigencias del PAN y del PRD para lograr ese acuerdo político que concretara la “alianza ganadora” estuvo marcado de topiezos; en pocas palabras no cuajó, fue muy desgastante para la oposición y se llevó meses su discusión (tiempo valiosísimo para preparar adecuadamente una campaña de tan solo 45 días).
La idea de ver a PAN y PRD juntos en la boleta, “unidos” por un candidato común –escogido por ambos partidos con una ideología, historia y plataforma diametralmente distinta—provocó desde el principio un gran escozor y escándalo entre los miembros y simpatizantes de los institutos políticos; se preguntaban: “¿Que no era acaso López Obrador un peligro para México?” Las dirigencias partidistas nunca consultaron a sus “bases” ni tampoco se preocuparon de explicarles cuáles eran los límites y alcances de dicha alianza.
Esta “crisis” perceptual de identidad fue hábilmente aprovechada por los líderes del PRI local y nacional al criticar la medida y advertir en los medios que no era posible, jamás, mezclar “el agua y el aceite”. Además, Andrés Manuel se encargó por su parte de dinamitar la alianza al criticar públicamente las negociaciones de los “chuchos” con el PAN (partido del “espurio”), lo que suscitó no solo divisiones internas en la izquierda perredista sino incluso duras acusaciones de “traición” al movimiento MORENA y al “presidente legítimo”.
De este modo, Jesús Zambrano y Jesús Ortega terminaron cediendo a las presiones internas del ala radical del perredismo y del PT, y dejaron “colgados de la brocha” a Bravo y al PAN, poco antes de iniciar las precampañas.


6. EL PRD se afianza como la segunda fuerza política.
Alejandro Encinas Rodríguez, por la coalición “Unidos podemos más” (PRD-PT-PCD), logró en el discurso político y en las urnas enviar al Partido Acción Nacional a un penoso tercer sitio.
Con una imagen personal de “bonachón” y de experiencia política –dadas las características físicas de su cuerpo y su trayectoria por el gobierno del Distrito Federal, acompañados de su adecuada comunicación verbal— atrajo el voto de muchos ciudadanos indecisos. Sin embargo, su manejo de los “medios alternos” (las redes sociales en internet) fue muy limitado y poco creativo. Respecto a su estrategia aérea (medios visuales en las calles), consiguió ser conocido aún en los propios bastiones panistas (que no votaron por él, pero lo ubicaron perfectamente, a diferencia de Bravo Mena).
Cada vez que tuvo oportunidad, como en el segundo debate en el IEEM, “el santaclós amarillo” (como así le apodaron) enfiló sus ataques al partido en el poder y su estrategia le funcionó. Sin embargo, aunque Encinas alcanzó más de 966,627 sufragios en el Estado de México (cifras igualmente históricas para la izquierda mexiquense, el 21.12%), el PRD se quedó aún muy, muy lejos de sus pretensiones.
La frustración en el “sol azteca” por los resultados adversos llevó a Encinas a anunciar el inicio de “movilizaciones” contra la “elección de estado”, orquestada por el gobernador –una medida que más que revertir los resultados de la elección del 3 de julio lo que busca es mantener “vivo” el movimiento opositor de López Obrador (MORENA) y dejarle lista una plataforma de apoyo para su posible candidatura presidencial.
Pero el PRD y la izquierda se dieron cuenta de que aún no tienen la fuerza electoral suficiente en el Edomex para aspirar realmente a grandes cosas.

7. La marca “PAN”, devaluada.
Si bien todas las encuestas ya advertían del resultado adverso para Luis Felipe Bravo Mena (“crónica de una muerte anunciada”), la magnitud de la derrota panista fue terrorífica: La votación del PAN cae alrededor de 12% respecto de los últimos comicios de 2009 y 22 puntos respecto a la elección de 1993; tenía 25% en 2005 y, ahora, en 2011 bajó a 13 puntos. Y si se mide con el porcentaje de sufragios de Eruviel, pues la comparación es abismal: ¡50 puntos porcentuales de diferencia! ¿La razón?
Comparto la opinión de más de un analista político que sostiene que los resultados negativos del gobierno calderonista en materia económica y de seguridad, desde un punto de vista perceptual, se vieron reflejados en esta elección, sumados a otros importantes factores como la imagen desfavorable del candidato y a los errores propios del blanquiazul.
Bravo Mena, una persona decente e inteligente (visto como la carta del presidente Felipe Calderón para el Estado de México) no logró seducir con sus propuestas ni imagen pública al elector, ni siquiera al voto duro panista. Se percibió en el primer tramo de su campaña cansado, débil y acartonado, como también lejano a la realidad social y frío, distante; así se reflejó en su propaganda. Pese a que modificó su actitud personal y la fuerza de su discurso en mitines y ante los medios –una de sus fortalezas— no consiguió su objetivo. A esto debe agregarse:
Publicidad incolora, inodora e insípida (no había claridad en su posicionamiento ni en su lema “Ya es justo”); endeble estructura estatal; campaña de “brazos caídos” debido a la inconformidad en la selección del abanderado (división interna); falta de coordinación o desorganización entre el equipo de campaña y el Comité Estatal; pobre y tardío apoyo económico del CEN; errada estrategia de campaña al no focalizarse en los municipios panistas (“ni sus propios vecinos lo conocían”) y el anunciado “relanzamiento” de la misma no logró el “golpe de timón” esperado; ausencia de la dirigencia nacional del partido en el arranque de la campaña, como la ausencia de los 7 “suspirantes” panistas al inicio y al final (me refiero luego de los comicios el día de ayer para acompañar a Luis Felipe Bravo en la derrota); la contratación de pseudoespecialistas en las distintas áreas de la campaña; tibia actitud del candidato en ambos debates para enfrentar al viejo sistema priísta (y golpear en su lugar a Encinas), dictada por un reducido equipo de asesores, etc. En fin… Todo lo anterior dio motivo para que los medios calificaran a la campaña de Bravo como un “desastre”. (Hasta criticaron la falla del micrófono que usó ayer para informarnos que los resultados de la jornada electoral no le favorecían).

¿Qué sigue ahora para el PRI, el PAN y el PRD?

PRI
En el PRI Eruviel Ávila deberá ahora: a) trabajar en la conformación de su nuevo gabinete de gobierno, fruto de las negociaciones previas con Peña Nieto y sus compañeros finalistas de la selección interna (Videgaray, Del Mazo, Nemer, Ávila); b) atender los compromisos (“regalos” y “chambas”) que ofreció a sus estructuras priístas en todo el estado, y c) cumplir a partir del 16 de septiembre (fecha en que tomará posesión como gobernador) con sus más de 6 mil compromisos de campaña.
Y respecto a Enrique Peña Nieto, este se dedicará a preparar con calma su faraónico 6º y último Informe, preparar su triunfal salida del Palacio de Gobierno en Toluca y negociar con el CEN del PRI que el senador Manlio Fabio Beltrones frene sus ansias presidenciales y le levante la mano como su abanderado oficial, en aras de la unidad y del triunfo del priísmo.

PRD
La derrota del candidato de la coalición desató ya una nueva batalla de acusaciones entre las “tribus” perredistas; los “chuchos” y la dirigencia del PRD en la entidad acusan ahora a López Obrador de ser el “culpable” del triunfo de Eruviel debido a que se opuso a la construcción de la alianza con el PAN. De crecer el malestar intestino se podría fracturar la frágil relación Ebrard-AMLO y, por ende, dividir totalmente a la izquierda en miras del 2012.
Fruto de la frustrada alianza ya comentada, Guadalupe Acosta Naranjo (ex candidato del PRD al gobierno de Nayari), se quejó de la imposición antialiancista de Andrés Mauel y deslizó la idea que su partido y el PAN vayan juntos para las elecciones federales del año entrante.
Veremos si la izquierda logra superar su propia frustración, abandonar su trillado y poco creíble discuro de “fraude electoral”, evitar la división interna de las “tribus”, elevar la calidad de sus propuestas y diseñar una estrategia política eficaz que siga sumando y no restando adhesiones a su causa.

PAN
En los próximos días veremos si el CEN del PAN, luego de la autocrítica y evaluación que realice sobre los procesos electorales en Nayarit, Coahuila y el Edomex (y de la “locomotora” que lo aplastó en esta última entidad), toma medidas serias si desea ganar en Michoacán, pero sobre todo, evitar el escenario indeseable de una catástrofe en 2012, con su salida de Los Pinos tras una década de “cambio” e incipiente “transición” política a la democracia. La exigencia de renuncia de la dirigencia nacional y local es una salida fácil pero equivocada e inútil; los culpables son todos: gobierno federal, dirigentes y miembros.
Pero el asunto es sumamente serio para Acción Nacional: el llamado “corredor azul” quedó prácticamente destrozado. Eruviel Ávila devastó la zona; la ventaja que obtuvo en municipios como Naucalpan, Tlalnepantla y Atizapán fue de hasta 5 a 1.
El 3 de julio marca, electoralmente hablando, el “principio del fin” del panismo en el poder y el declive de Felipe Calderón Hinojosa, si no ponen manos a la obra para evitarlo.
Rectificar sus propios errores y recuperar el terreno electoral y cultural perdido, particularmente de 2009 a la fecha, implica un reto enorme para Acción Nacional, el gran perdedor del 3 de julio.
Derruir la poderosa –cuestionable o no— marca “PRI”, no solo se antoja hoy difícil sino imposible con las herramientas materiales y humanas que posee el PAN.
La necesidad de contar con una estrategia electoral ganadora, creativa y poderosa; de saber comunicar los pocos o muchos logros de gobierno; de posicionar mejor su mensaje “humanista”; de contar con verdaderos profesionales y expertos en cada área; de tener sangre nueva y talento; de formar y renovar su cuadros y dirigentes y de unir a los distintos grupo antagónicos; de persuadir a la población abstencionista y a la Opinión Pública; de atraer a la juventud; de renovar el entusiasmo tras la dolorosa derrota, y ser más generoso, etc., es más urgente que nunca.
Si Creel, Josefina, Emilio, Cordero, Lujambio, Lozano y Heriberto no acuerdan pronto con Madero y Calderón quién de ellos tiene el perfil y los medios idóneos para enfrentar a Peña Nieto y a su “prituradora”, ya podríamos cantar (exactamente un año antes) la victoria tricolor en 2012.
Mientras tanto, el tiempo corre y corre…
El PRI está de vuelta (nunca se fue); nos guste o no.

Jaime Duarte Mtz. es consultor en imagen pública del despacho SIGNUMS, investigador sociopolítico, profesor de Opinión Pública, conferencista, autor de dos libros y Presidente de la Asociación Mexicana de Consultores en Imagen Pública (AMCIP).

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